Patrimonio Cultural
Por Juan S. OlivaresVecinos de Tierras Blancas en Coquimbo autogestionaron su propio carnaval
En la periferia de Coquimbo, pobladores y sus familias se reunieron para reflexionar sobre las injusticias del pasado, y dialogar sobre los desafíos del futuro.
El pasado sábado 16 de octubre fue un día de reflexión para las comunidades de La Serena y Coquimbo: aquel día se conmemoraron 48 años desde el inicio de la Caravana de la Muerte por la zona norte de Chile.
En La Serena, en el paseo peatonal de la avenida Francisco de Aguirre, se instaló un memorial en honor a los detenidos desaparecidos en dictadura, y por las calles del centro histórico se desarrolló una marcha pacífica en memoria de los fallecidos por parte de agentes del Estado.
Recordar a las víctimas que sufrieron violaciones a sus derechos humanos, ese fue el sentimiento colectivo de aquel caluroso sábado, en donde los jóvenes y adultos de ambas ciudades se reunieron a reflexionar y a disfrutar de un momento en comunidad.
En Coquimbo, en el barrio histórico de Tierras Blancas, las familias se tomaron las calles para celebrar un carnaval autogestionado por la agrupación Tierras Blancas Territorio en Lucha, que reúne a los pobladores del sector en el afán por recuperar la autodeterminación de los vecinos.
Barrio histórico en rebeldía
El sector de Tierras Blancas se encuentra al sur de La Serena y al noroeste de Coquimbo, y por décadas este barrio estuvo alejado de la civilización de ambas ciudades. Su nombre se debe al color de la minería de cal y piedra caliza, que antiguamente llamaba la atención de las personas que pasaban por esta cantera.
A finales de la década del 50’ el asentamiento de Tierras Blancas surge desde la necesidad de las familias por una vivienda digna, y los primeros vecinos fueron pobladores que se tomaron terrenos para construir casas.
Ya en 1965, en este sector se crearon escuelas y una compañía de bomberos, que mejoraron los servicios para las familias de Tierras Blancas. Aquellas personas que llegaron al barrio siendo niños, hoy son abuelos y sus nietos forman parte de la fuerza laboral que le da vida a este lugar.
A pesar de que la conectividad y los servicios mejoraron considerablemente en los últimos años, los pobladores de Tierras Blancas se sienten desolados por las autoridades y se identifican como un terreno autónomo que no pertenece ni a La Serena ni a Coquimbo.
El atardecer del pasado sábado 16 de octubre fue fiesta y alegría para los vecinos de la villa Casas Blancas, que se reunieron a celebrar el carnaval autogestionado por sus vecinos.
Supuestamente, Casas Blancas es el lugar con más delincuencia de Tierras Blancas. Este flagelo contrasta con la realidad, ya que en este sector viven dignamente cientos de familias jóvenes que han progresado a pesar de las injusticias sociales.
Un pasacalle recorrió los pasajes, deleitando a los pobladores con batucadas y con bailes típicos de la zona norte. En la noche, la música en vivo inundó el barrio y una olla común alimentó con legumbres a las personas que más lo necesitaban.
“Queremos recuperar el tejido social, que se rompió por culpa del sistema, la despolitización y por la introducción de las drogas en los más jóvenes. Las juventudes se refugian en las barras bravas, y ya no existen instancias para hablar de política en las nuevas generaciones” declaró José, organizador del carnaval y dirigente de la asamblea Tierras Blancas Territorio en Lucha.
Sueños de los pobladores que sufren desigualdades
En esa misma tarde y en otro punto alejado de la ciudad, en el sector de la Parte Alta de Coquimbo la comunidad Newen Kallfu congregó a los vecinos y amigos a una jornada de memoria. En esta instancia se reunieron artistas y educadores para reflexionar sobre el pasado de manera amena y pacífica.
La comunidad Newen Kallfu surgió el año 2011, cuando algunos vecinos se tomaron terrenos costeros para solucionar sus demandas de vivienda digna.
En la actualidad, sus 70 familias viven enfocadas en el respeto a la naturaleza: reciclan, reutilizan materiales, compostan sus desechos orgánicos y planifican las construcciones con la precaución necesaria para no sobre explotar el entorno.
“El tema ecológico es lo que nos diferencia de otros campamentos. Nuestro sueño como comunidad es resguardar al medio ambiente y tener nuestras casas propias”, declaró Fernando Caro, poblador y maestro constructor de la comunidad Newen Kallfu.
Lo que caracteriza a ambas organizaciones territoriales es el deseo de recuperar la voz y auto representación para sus vecinos. Después de décadas de esfuerzos infructuosos por parte de las autoridades, los pobladores de Tierras Blancas y de Newen Kallfu exigen más poder de decisión para resolver sus propios problemas.
De manera pacífica, ambas organizaciones territoriales invitan a los vecinos a abrir el diálogo sin la presencia de partidos políticos, en un esfuerzo por adquirir mayor autonomía frente a un Estado que no soluciona las injusticias que los separa a ellos del resto de la sociedad privilegiada.
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