Agricultura Responsable
Por Agustín de Vicente

Vino y aceite de oliva: Dos ejemplos de cooperativismo exitoso impulsados por INIA

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Acceso a tecnologías, nuevos mercados, el rescate de variedades patrimoniales y aumento en los ingresos de la Agricultura Familiar Campesina, son algunas de las experiencias exitosas

Para Olga Pizarro, integrante de la Agrupación de pequeños productores de Andacollo, la almazara adquirida para la producción de aceite de oliva “es una utilidad muy grande para los productores de la zona, ya que presta muchos servicios. Antes solo vendíamos aceitunas y ahora también hacemos aceite, un ingreso extra que vale la pena. Me siento feliz con esto”.  

En la Región del Maule, la producción de vinos de la Cooperativa Agrícola Vitivinícola Loncomilla estaba fuertemente orientada a la venta única de vino a granel en base a la cepa País, considerada de baja categoría enológica. Sin embargo, gracias al proyecto que ejecutaron con la asesoría de INIA Raihuén, lograron darle valor a su tradición vitivinícola, posicionando tres marcas comerciales y la consolidación de la organización que reúne a 100 productores/as de la zona.

“El objetivo fue implementar un plan de manejo integral de la producción de aceite de oliva de calidad y funcional en pequeños productores de la Región de Coquimbo. Con esto los agricultores/as pudieron acceder a la elaboración de aceite de oliva, dándole valor de transformación y diferenciación del aceite obtenido, el que contó con producción etiquetada con Resolución Sanitaria. El equipamiento industrial contó con dos almazaras (productoras de aceite) móviles que fueron transferidas a esta organización para la realización de sus actividades productivas post proyecto, junto con la generación de una cooperativa que está en desarrollo, para consolidar una producción autosustentable técnica y económicamente”, detalló el investigador.

Tras su ejecución, se logró reducir el impacto del añerismo  o alternancia productiva, con la adopción de técnicas de manejo de huerto; una transformación de las olivas en aceite de alto valor nutricional y comercialización de sus productos, lo que significó reducir las pérdidas de materia prima, aprovechar canales de comercialización insatisfechos, e incorporación en el mercado local del producto.

 Rescate de cepas patrimoniales

Irina Díaz, investigadora y enóloga de INIA Raihuén, a cargo de la colaboración con la Cooperativa Loncomilla de la Región del Maule, expresó que “el objetivo del trabajo conjunto con la cooperativa fue buscar alternativas para agregarle valor a la cepa País y que así la cooperativa entrara al mercado de vinos en botella”.

La primera experiencia financiada por el Gobierno Regional del Maule se denominó “Formulación y evaluación de estrategias para perfeccionamiento del uso de la cepa País, en el desarrollo rural de la Región del Maule”, donde se logró la elaboración de una línea de vinos a partir de esta cepa patrimonial, vinos reserva, late harvest, licoroso, chicha y vino rosé, donde además se fomentó el posicionamiento de la marca País Mágico. Bajo esta asociatividad estratégica entre la cooperativa e INIA Raihuén, se potenció también la producción de la cepa Blanca Ovoide, dando vida al espumante charmat Ovo y -con el apoyo de FIA- fue posible la creación del primer vino desalcoholizado de Latinoamérica, denominado Invicto.

 

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