Agricultura Responsable
Por ¿Cuál es tu huella?

El aporte de los hongos entomopatógenos en el control de una de las principales plagas de berries del país

Compartir

La obtención y desarrollo de estos controladores biológicos, significó una inversión de más de $580 millones, entre 2003 y 2019.

¿Puede un microorganismo llegar a reemplazar un producto químico en el control de plagas agrícolas? Lo que pareciera tan complejo, en realidad no lo es. En la naturaleza siempre han existido organismos microscópicos (hongos, bacterias, virus, nemátodos, entre otros) que enferman y parasitan larvas e insectos adultos en un proceso llamado a establecer equilibrios en los ecosistemas.

 En ese contexto, la ingeniera agrónoma y encargada de la producción masiva de estos hongos, María Esperanza Sepúlveda, sintetizó que “hace casi tres décadas INIA apostó al estudio de los hongos entomopatógenos, como una forma de tener una opción amigable con la naturaleza en el control de plagas agrícolas”. La investigadora agregó que “nos abocamos a identificar cuál era la cepa que parasitaba distintas plagas de importancia agrícola”, haciendo alusión a la planta ubicada en el INIA Quilamapu en Chillán, donde funciona desde 2008 el Centro Tecnológico de Control Biológico, instancia que reúne a más de 20 especialistas en esta disciplina.

Uno de los principales desafíos del sector frutales, es el control de las plagas que generan daños al sector productivo exportador, como el cabrito de la frambuesa, cuyo combate químico, además de ser ambientalmente cuestionado, ha demostrado ser altamente ineficiente, ya que no es capaz de llegar a los lugares donde se refugia el insecto.

Como una forma más eficiente y efectiva de control, investigadores de INIA Quilamapu identificaron, entre más de 800 cepas, al hongo Metarhizium anisiopliae (cepa Qu-M430), que de manera natural parasita y mata a cabritos de la frambuesa. Realizados los ensayos y desarrolladas las formulaciones con las dosis exactas para aplicar en una hectárea, este hongo entomopatógeno se ha utilizado en los últimos 16 años en más de seis mil hectáreas de frambuesas y arándanos, entre las regiones del Maule y de Los Lagos.

Ventajas de los hongos entomopatógenos

El mayor daño del cabrito de la frambuesa se genera en su estado de larva, momento en que genera galerías en las raíces de las plantas, que luego se sellan con el mismo aserrín, lo que impide la llegada de productos químicos. Con ello, se estima que las pérdidas causadas por este insecto oscilan entre 10 % y 40 % de la producción por temporada.

 La investigadora de INIA Quilamapu, María Esperanza Sepúlveda, indicó que la percepción de esta tecnología, por parte de los agricultores de la zona centro sur, ha cambiado mucho con el tiempo. “En las primeras charlas -para promocionar su uso-, la dificultad era que los productores asimilaran que se podía controlar plagas con microorganismos, porque para ellos todo lo que fuera hongos era dañino y, por lo tanto, había que eliminarlos. Lentamente comprendieron que el hongo controlaba a la plaga.” La profesional destacó que ahora están mucho más dispuestos “no solo en el uso de los hongos, sino también en monitorear e incluso identificar sus propias plagas”.

Uso con tendencia al alza

Algo similar ocurrió en la Región del Maule, donde la investigadora de INIA Raihuén, Carmen Gloria Morales, ha liderado por años la extensión y transferencia tecnológica en arándanos y frambuesas. En tal sentido, destacó que el uso de hongos entomopatógenos, principalmente en la pequeña agricultura, fue incrementándose con el tiempo, en especial cuando los productores se percataron que “iba bajando la presencia de larvas y de insectos adultos en primavera”. Agregó que fue complejo regularles la ansiedad, porque “al hacer uso de nuevas tecnologías bajo acción directa de la naturaleza, querían respuestas rápidas, similar a las obtenidas ante un control del tipo químico”.

La ingeniera agrónoma señaló que lo más fácil fue la aplicación de los hongos, cuya solución pulverulenta se suspende en agua desmineralizada y se aplica con bomba de espalda en raíces y follaje. “Es relativamente sencillo y muy seguro, tanto para ellos o ellas, como para sus familias”, lo que resulta muy importante para la agricultura familiar, donde los huertos de frambuesa ocupan superficies de un cuarto de hectárea, y muy cerca de las casas.

Morales enfatizó que más del 30 % de los productores, y con tendencia al alza, está consciente de las ventajas de utilizar hongos entomopatógenos. “Cada vez son más los productores que están ingresando en este sistema, lo que se debe a que cuando usas químicos, el efecto de estos no llega a profundidades donde se encuentra la mayor presión de las larvas”. Por el contrario, resaltó que los hongos entomopatógenos tienen una movilidad alta a nivel del suelo, lo que “les permite llega al lugar donde se encuentra el mayor número de larvas, esto es 20 o 30 cm, mientras que el producto químico no supera los 2 cm de profundidad”, concluyó.

Si te interesa recibir noticias publicadas en ¿Cuál es tu huella?, inscribe tu correo aquí
Si vas a utilizar contenido de nuestro diario (textos o simplemente datos) en algún medio de comunicación, blog o Redes Sociales, indica la fuente, de lo contrario estarás incurriendo en un delito sancionado la Ley Nº 17.336, sobre Propiedad Intelectual. Lo anterior no rige para las fotografías y videos, pues queda totalmente PROHIBIDA su reproducción para fines informativos.

COMENTA AQUÍ

Un medio de comunicación desarrollado por Visual Producciones con mucho ❤️

Powered by Global Channel