Agricultura Responsable
Por Agustín de Vicente

Científicos elaboran bioinsumo antifúngico a partir de multiplicación de plantas nativas chilenas

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Algunas plantas nativas cuentan con potencial para la identificación de moléculas que ofrezcan respuestas a la protección de cultivos contra patógenos, sin dañar su ecosistema.

Entre las principales producciones de Chile destacan al fruticultura y horticultura, las cuales son constantemente afectadas por plagas y enfermedades, en su mayoría fungosas que destruyen el 40% de las cosechas, por lo que requieren de opciones viables para la protección de cultivos. Científicos desarrollan la creación de un bioinsumo antifúngico a partir de biomasa producida mediante la clonación in vitro de plantas nativas chilenas para ayudar en la producción agrícola mundial.

El proyecto es apoyado por la Fundación para la Innovación Agraria y ejecutado por BioTECNOS, empresa que produce semillas de alto valor mediante el uso de biotecnología. Actualmente trabajan en el desarrollo de biomasa a partir de la propagación de 3 plantas nativas chilenas: chequén, arrayán (Luma apiculata) y chaura (Gaultheria pumila). Estas, cuentan con potencial para la identificación de moléculas que ofrezcan respuestas a la protección de cultivos contra patógenos, sin dañar su ecosistema.

En esta línea, el coordinador del proyecto, Borys Chong, destaca que son un centro de I+D+i de biotecnología agrícola vegetal y desde hace un tiempo que trabajamos con especies de la flora nativa chilena para su propagación. En este proyecto hemos identificado 3 especies que cultivamos in vitro, y que según algunos antecedentes pueden tener actividad antimicrobiana.

“Las replicamos en condiciones de laboratorio, es un ciclo cerrado, a partir de algunas de sus ramas e iniciamos nuestro cultivo. La multiplicación es exponencial y permite una producción constante que no depende de condiciones externas, ya que regulamos la iluminación, humedad y requerimientos nutricionales para el crecimiento acelerado de clones, utilizados para obtener metabolitos todo el año. En este proceso utilizamos sistemas de biorreactores de inmersión temporal, tecnología con que comenzamos las pruebas para generar biomasa, hacer extractos y comprobar, en laboratorio, su actividad antifúngica o antibacterial contra patógenos como Botrytis cinerea y Alternaria alternata en uvas vinífera y de mesa, cerezo y arándanos y bacterias Pseudomona syringae y Xanthomonas arborícola en avellanos”.

La directora ejecutiva de FIA, Francine Brossard, recalca que “el proyecto busca facilitar una agricultura sustentable, otorgando valor a nuestra flora nativa. El desarrollo del bioinsumo será una opción a los plaguicidas actuales, los cuales debemos disminuir para contar con una producción de alimentos inocuos. Sin embargo, no debemos olvidar que es de vital importancia controlar estos patógenos ya que afectan al 40% de la agricultura nacional”.

Actualmente la investigación se encuentra en fase de incrementar y producir biomasa en los biorreactores, debido a que estas especies nunca se habían cultivado de esta forma. Por otro lado, el proyecto vincula a cuatro agricultores locales para probar el producto resultante en campos de avellanos, uva, arándanos y cerezo.

Reforestación y aumento de la producción

En el marco del proyecto FIA, se destacan otras aristas del trabajo de clonación de plantas nativas in vitro, las cuales cuentan con el potencial tanto para mejorar la productividad agrícola, como para conservar especies afectadas producto de los incendios. Según datos oficiales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), se estima que la cantidad de suelo afectado en cada temporada de incendios forestales promedia 52.000 hectáreas.

De acuerdo a lo anterior, el coordinador del proyecto, Borys Chong añade que “la multiplicación es de forma exponencial: de 2.000 plantas, al mes siguiente tienes 4.000, por lo tanto, esto te permite producir todo el año y la ventaja es que no explotamos la flora nativa, sino que la replicamos en condiciones de laboratorio, en cultivo in vitro, permitiendo conservar germosplasmas únicos fuera del entorno de estas especies. Es decir, que, si por alguna razón su hábitat natural es afectado por incendios, erupciones volcánicas o la intervención humana, estarían disponible las plantas para reforestar de forma rápida sin riesgo de que se pierda o extinga la especie”.

“Desde el punto de vista agrícola, se pueden identificar aquellos individuos más productivos y producir en masa un clon o variedad de una especie determinada para que los agricultores tengan a su disposición material de plantación de alta calidad genética, homogéneo y sano”, cerró Chong. 

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