Hilda Coñoman y su huella de solidaridad

La solidaridad por definición busca apoyar incondicionalmente causas ajenas, así es como conocimos el trabajo solidario que Hilda ha desarrollado por más de 12 años.

En el último episodio dedicado a la solidaridad en nuestro programa "¿Cuál es tu huella?", descubrimos historias conmovedoras que resaltan el poder transformador de la dedicación desinteresada. Una de estas historias excepcionales es la de Hilda Coñoman, una voluntaria comprometida con el bienestar de los ancianos en hogares de Chile.

Con una dedicación que se extiende a lo largo de años, Hilda no solo se ha entregado a la confección de prendas de vestir para generar recursos, sino que también ha empleado su tiempo en apoyar hogares de ancianos y niños. Su labor incansable encarna el verdadero espíritu de la solidaridad, mostrando un compromiso inquebrantable con causas ajenas.

El trabajo solidario de Hilda se ha forjado durante 12 años, involucrándose en la recolección de alimentos a través de donaciones provenientes de los locatarios de Lo Valledor. El banco de alimentos de esta feria, en funcionamiento desde 2016, ha sido una pieza fundamental en el esfuerzo de Hilda por brindar ayuda a quienes más lo necesitan.

Romina Correa, jefa de operaciones del Banco de Alimentos de Lo Valledor, reconoce y valora profundamente la labor de "la tía Hildita", resaltando su impacto significativo en la comunidad. La colaboración con los comerciantes de Lo Valledor ha sido crucial para la iniciativa de Hilda, que busca aliviar la difícil situación de más de 215 mil adultos mayores que viven en extrema pobreza en Chile, según el informe de CIPEM.

Parte de su labor solidaria se refleja en el apoyo continuo al Hogar Armonía, donde, junto a Silvia Guerrero, quien cuida a las personas mayores en dicho hogar, Hilda proporciona verduras y donaciones provenientes del banco de alimentos. Esta ayuda llega semana tras semana, siendo un faro de esperanza para los ancianos en condiciones vulnerables.

Hilda Coñoman y Silvia Guerrero son dos mujeres que encarnan la solidaridad en su máxima expresión. Su labor desinteresada y su compromiso con la comunidad son un testimonio vivo de cómo cada individuo puede marcar una diferencia significativa desde su propia vereda.
 

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