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Por Martín Cabello

Bacterias que comen metales prometen acabar con toneladas de residuos

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En el proceso biotecnológico, denominado Spiromet, microorganismos adaptados se alimentan del metal y producen un líquido que puede ser transformado en nuevos productos.

Los residuos de metales son uno de los tantos problemas que actualmente aquejan al planeta. ¿Sabías que solo en basura electrónica anualmente se generaron 48,5 millones de toneladas, lo cual es equivalente 4.500 torres Eiffel? Cifra poco alentadora, más si se considera que solo 30% del metal se recicla.

Frente a este escenario, una pregunta recurrente es ¿qué pasa con la chatarra metálica generada por los cementerios de vehículos e industrias que se encuentran contaminados? Este cuestionamiento fue el que motivó a Nadac Reales, fundadora de Rudanac Biotec, a innovar y crear un sistema donde las bacterias biodesintegran o, literalmente, “se comen” los residuos metálicos.

Bacteria come metales

En concreto, Spiromet es un proceso biotecnológico que se compone por diferentes bacterias que se alimentan del metal y generan como resultado un líquido que puede ser transformado en cualquier material de metal. Esto, por supuesto, tras adaptar dichos microorganismos a condiciones extremas de nutrientes y otras variables. 

Lo más interesante del hallazgo de esta joven científica, es que hoy en día no existen tecnologías que eliminen totalmente los residuos generados por la chatarra metálica “no reciclable” sin provocar efectos contaminantes. 

En Rudanac Biotec “desarrollamos un producto y un mecanismo único a nivel mundial, patentado, que permite la biodesintegración de la chatarra metálica no reciclada, cuyo producto generado permite mejorar la recuperación de cobre de forma sustentable y amigable con el medio ambiente”, puntualizó Reales.

Aplicación de la tecnología

El primer objetivo de la tecnología es ser aplicada en la industria minera, pues es la que representa el 70% del PIB a nivel nacional y está obligada por ley a eliminar sus residuos. En este sentido, los cálculos apuntan a que la biodesintegración no sólo abre paso a su gestión total, sino que además disminuye los gastos en alrededor de un 60% aplicando el concepto de economía circular. 

“Muchos no consideran a la chatarra metálica como un contaminante debido a que pasa por un proceso de reciclaje como es la fundición, no obstante este no sólo afecta el medioambiente, por la emisión de gases de efecto invernadero, sino que además no es apto para todos los desechos de esta categoría”, detalla la fundadora de Rudanac Biotec. 

 

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