Alimentación Saludable
Por Agustín de VicenteOmega 3: salud, prevención y sostenibilidad en un solo nutriente

En un contexto donde las enfermedades crónicas no transmisibles están al alza, incluir Omega 3 en la alimentación diaria puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de la población.
El Omega 3 se ha consolidado como uno de los nutrientes esenciales más valorados por la ciencia moderna, gracias a su impacto positivo en la salud cardiovascular, cerebral y metabólica. Sin embargo, en Chile, su consumo está lejos de alcanzar los niveles recomendados, lo que representa una oportunidad desaprovechada para mejorar la salud pública de forma sostenible.
¿Qué es el Omega 3 y por qué es clave para la salud?
Los ácidos grasos Omega 3 —principalmente el EPA y el DHA— son componentes esenciales que el cuerpo humano no puede producir por sí solo. Deben incorporarse mediante la dieta, preferentemente a través de pescados grasos como el salmón, jurel y sardina, mariscos, algas o suplementos alimenticios. Entre sus principales beneficios se destacan:
- Reducción de la inflamación sistémica, especialmente útil en personas con enfermedades crónicas como la obesidad.
- Mejora del perfil lipídico, con una reducción significativa de triglicéridos y colesterol LDL.
- Regulación de la presión arterial y disminución del riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Protección de la función cognitiva, contribuyendo a prevenir el deterioro neurológico en adultos mayores.
Chile: consumo insuficiente y desafíos nutricionales
A pesar de estos beneficios, en Chile el consumo de Omega 3 está por debajo de lo recomendado. Según la última Encuesta Nacional de Salud, los chilenos comen pescado en promedio solo 3,6 veces y mariscos 2,3 veces al mes. Apenas un 9,2% de la población cumple con la recomendación de incluir productos del mar al menos dos veces por semana.
Esta brecha es preocupante si se considera que el 42% de los adultos chilenos mayores de 20 años vive con obesidad, según la Federación Mundial de la Obesidad. “El bajo consumo de pescado refleja una deficiencia importante en la ingesta de Omega 3 en la población. Esta brecha no solo afecta nuestra salud, sino que también representa una oportunidad desaprovechada para incorporar un nutriente con beneficios ampliamente respaldados por la evidencia científica”, señalan especialistas en nutrición.
Sustentabilidad y acceso: el rol de la industria y la educación
Impulsar el consumo de Omega 3 también implica considerar su sostenibilidad. Existen alternativas de origen vegetal y marino (como aceites de algas) que pueden complementar la oferta tradicional basada en la pesca. Promover el acceso, la educación nutricional y la innovación en productos funcionales será clave para ampliar su presencia en la dieta chilena.
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