Plástico a partir de proteínas vegetales abundantes y sostenibles

La película funciona de manera similar a otros plásticos, pero se puede compostar en casa.

Investigadores de la Universidad de Cambridge encontraron como fabricar un nuevo plástico a partir de proteínas vegetales abundantes y sostenibles. El estudio investiga el uso potencial de un polímero renovable y biodegradable para hacer un material que podría ser una mejor alternativa frente a otros plásticos de origen vegetal.

Este nuevo plástico, denominado “telaraña vegana” por sus creadores, está hecho a base de plantas y contiene nanopartículas que harían posible controlar su estructura para crear películas flexibles, con un componente que, a nivel molecular, parece telaraña.

El material funciona de manera similar a los plásticos de origen vegetal, pero a diferencia de muchos de estos, no necesitarían de un proceso industrial para su compostaje, sino que se podría hacer en el hogar. 

¿Cómo se descubrió el nuevo material?

El equipo a cargo utilizó distintas técnicas para su investigación, incluida la microscopía electrónica de barrido y la microscopía electrónica de transmisión para estudiar la estructura de la película. También analizaron propiedades importantes, como las propiedades de barrera y de absorción de humedad, descubriendo que las nanopartículas ayudan a aumentar significativamente su resistencia, durabilidad y estabilidad a largo plazo.

Este descubrimiento podría ayudar a aumentar la producción de materiales de embalaje sostenibles utilizando recursos naturales y un menor consumo de energía, al mismo tiempo de reducir la cantidad de plástico que va a los vertederos. De esta forma, sería posible resolver algunos de los problemas que la contaminación plástica ha causado al medio ambiente.

Contexto al que se enfrenta 

El embalaje por sí solo fue responsable del 46% de los 340 millones de toneladas de desechos plásticos generados a nivel mundial en 2018. Aunque el reciclaje de plásticos ha aumentado significativamente en los últimos años, la mayoría de estos no son reciclables ni biodegradables, además de ser de un solo uso. 

Se estima que la demanda de alimentos se duplique para el 2050, lo que podría aumentar la cantidad de desperdicios de alimentos y sus envases plásticos, poniendo a países más pobres bajo la presión de gestionar la eliminación de desechos.

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